Éste es el tercero de los platos chinos que subo. El típico postre que pedía siempre Juan era nueces garrapiñadas con nata. Los demás nos dábamos a los limones rellenos de helado (los niños) y a los litchis (yo). Montar la nata no tiene mucho misterio: nata y cacharro bien fríos, 4 cucharadas de azúcar glass por cada 1/2 litro de nata, y a montar. Lo de las nueces garrapiñadas ya tiene más historia. Sobre todo porque hice 300 g de nueces de una vez, y aunque tengo sartenes grandes no era fácil darles vuelta sin parar, siempre se escapaba alguna. El resultado fue bueno, aunque ¡la próxima vez lo hago en tandas! Eso sí, es importante tener un termómetro para cocina, porque hay que tomar la temperatura del almíbar. No son caros, en Amazon los hay desde 8 euros. Y yo lo uso mucho, sobre todo para almíbar y chocolate, pero también para comprobar el punto de un asado, por ejemplo. Con la misma receta podéis garrapiñar otros frutos secos como almendras o cacahuetes. Bueno, no me enrollo más, va la receta:
INGREDIENTES:
- 100 g de nueces
- 40 g de azúcar
- 20 ml de agua
MODO DE HACERLO:
Se prepara en una fuente de horno, o en una bandeja, o en cualquier superficie lisa, un papel de hornear.
En una sartén o cazo (de fondo grueso mejor), se pone el agua y el azúcar. Se mezcla bien para que se disuelva el azúcar mientras se va calentando, pero en el momento en el que empiece a burbujear ya no se mueve. Tiene que alcanzar los 117º, y tiene este aspecto:
En ese momento se retira del fuego, y se añaden las nueces. Se mezcla todo y se vuelve a poner al fuego, moviendo las nueces sin parar con una cuchara de madera para que no se quemen. Al principio se queda el almíbar blanco, recubriendo las nueces.
Pero hay que perseverar porque llega un momento en el que el azúcar vuelve a derretirse y a convertirse en caramelo. Se sigue removiendo hasta que estén todas caramelizadas y el polvillo blanco que cubría las nueces al principio haya desaparecido. Se vuelcan entonces las nueces en el papel de hornear que habíamos preparado al principio para que se enfríen y se quede duro el caramelo. Hay que intentar separarlas al ponerlas en el papel, pero si no lo conseguís mucho no pasa nada, en cuanto se enfríen se pueden separar bastante bien.
Se pueden conservar en un bote, si es hermético mejor. O servirlas de postre con nata, como hicimos nosotros. ¡Y a disfrutarlas! Y para limpiar la sartén y la cuchara de palo, dejadlo en remojo con agua caliente: el caramelo se disolverá y no os costará nada lavarlas.